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Progreso en el cambio climático

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¿Qué es el progreso en cambio climático?

El progreso en el cambio climático no es una meta fija. Es un objetivo cambiante que implica cambiar nuestra forma de vivir y de usar los recursos del planeta. En resumen, significa que las personas debemos trabajar para reducir los daños del calentamiento global y adaptarnos a los cambios que ya ocurren. No se trata solo de bajar las emisiones, aunque esto es muy importante, sino de cambiar la manera en la que nos desarrollamos para que no pongamos en riesgo nuestro futuro ni el de las próximas generaciones.

Para lograr este avance, necesitamos dejar atrás modelos que solo buscan crecer más y más, sin pensar en lo que la Tierra puede soportar. Para saber si avanzamos, se usan muchos puntos de referencia, como la disminución de los gases de efecto invernadero, el cumplimiento de acuerdos internacionales, y la capacidad de los ecosistemas y las personas para hacer frente a los cambios. Es un camino que involucra a gobiernos, empresas, científicos y a todas las personas.

Personas trabajando juntas para construir un futuro sostenible con elementos de protección del planeta y energías limpias.

Definir progreso climático y desarrollo sostenible

Hablar de progreso climático está muy unido a pensar en desarrollo sostenible. No podemos avanzar si eso implica poner en peligro la vida de la gente o dañar la naturaleza para el futuro. El desarrollo sostenible busca cubrir las necesidades de hoy sin poner en peligro las de mañana. Relacionado con el cambio climático, esto significa dejar de depender de energías contaminantes, restaurar la naturaleza, y hacer que estos cambios beneficien a todos por igual.

Los informes sobre el progreso, como los que hace cada año la Oficina Catalana de Cambio Climático, ayudan a saber cuál es nuestra situación y si alcanzamos los objetivos que nos proponemos. Estos informes usan datos sobre emisiones y el comercio de derechos de emisión, y permiten comparar la situación real con las metas de reducción.

Vínculo entre crecimiento económico y los recursos del planeta

Durante muchos años, crecer económicamente significó producir y consumir cada vez más, usando recursos como si nunca fueran a acabarse. Gracias a los combustibles fósiles, la vida y la tecnología mejoraron, pero el precio fue muy alto para el medio ambiente, sobre todo por el CO₂ y otros gases contaminantes. Esto cambió la composición del aire y llevó a la situación de crisis actual.

Pensar que podemos crecer sin límite en un mundo con recursos limitados es simplemente imposible. Por ejemplo, el 2 de agosto de 2023, ya habíamos agotado los recursos que la Tierra puede recuperar en un año. Por eso, debemos cambiar nuestra forma de crecer, separando la idea de desarrollo del uso excesivo de recursos, apostando por reciclar más, usar energías limpias y consumir con más responsabilidad.

Calendario con fecha marcada en rojo y símbolos de recursos naturales agotándose rápidamente para representar el dia de la sobrecapacidad de la tierra.

Principales acuerdos internacionales y periodos de avance

La lucha frente al cambio climático está marcada por acuerdos y reuniones internacionales que han preparado el terreno para la colaboración entre países. Desde la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas en 1992, ha habido muchos desafíos y avances, a veces más rápidos, a veces muy lentos.

Aunque estas reuniones suelen recibir críticas por no ser lo suficientemente exigentes o porque no obligan legalmente a los países, sí sirven para marcar objetivos y movilizar la acción. En cada cumbre, como la última COP28 en Dubái, se evalúa el camino recorrido y se ajustan los compromisos.

2008-2012: El Protocolo de Kioto

El Protocolo de Kioto, aprobado en 1997 y en uso entre 2008 y 2012, fue el primer intento mundial de obligar a algunos países desarrollados a reducir sus emisiones. El objetivo era bajo: una bajada del 5,2% en comparación con 1990. Aunque muchos países importantes no participaron, sí abrió la puerta a mecanismos nuevos como el comercio de emisiones y reconoció que no todos los países tenían la misma culpa ni responsabilidad.

En regiones como Cataluña, se hicieron informes específicos para seguir de cerca el cumplimiento de Kioto, usando datos tanto nacionales como locales. Esto permitió observar de manera cercana los progresos y los retos del periodo.

2013-2020: El Acuerdo de París y nuevas metas

Después de Kioto, el acuerdo más importante es el de París de 2015. Aquí, casi todos los países del mundo acordaron limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2°C respecto a los niveles que había antes de la era industrial y, si es posible, dejarlo en 1,5°C. Cada país decide sus propias metas (NDC) y estas deben revisarse y reforzarse con el tiempo.

Durante este tiempo, Cataluña y otras regiones siguieron publicando informes donde mostraban la evolución de sus emisiones y cómo se ajustaban a estos nuevos compromisos internacionales.

Representantes de diferentes países en una sala de conferencias discuten acuerdos climáticos internacionales.

Cómo medir el progreso en el cambio climático

Para saber si estamos avanzando, necesitamos indicadores claros y datos fiables. No basta con hacer promesas. Necesitamos cifras para comprobar si lo que hacemos está funcionando. Estos números incluyen la reducción de emisiones, pero también otros efectos en el clima y el medio ambiente.

Es necesario que los países informen de sus datos de forma regular y que estos informes sean revisados con cuidado. Así sabremos si hace falta tomar nuevas medidas.

Bajar emisiones de gases de efecto invernadero

Bajar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es el dato más directo para ver si mejoramos. El principal es el CO₂ de los combustibles fósiles. Para llegar a cero emisiones netas en 2050, necesitamos bajar las emisiones de forma rápida. Por ejemplo, habría que reducirlas un 43% para 2030 y un 60% para 2035 respecto a 2019.

Estos datos se recogen en inventarios nacionales, como el de España, que detalla la cantidad de emisiones y sus fuentes. Sin embargo, el ritmo es lento: en 2021, España solo había reducido un 0,5% respecto a 1990.

Visualización de datos que muestra la evolución de emisiones de gases de efecto invernadero con líneas y objetivos de reducción, incluyendo iconos de fábrica y energía limpia.

Cumplimiento de los compromisos nacionales

El Acuerdo de París se basa en las NDC, los compromisos que cada país hace para reducir emisiones y prepararse ante los cambios del clima. La revisión y el cumplimiento de estos compromisos es otro indicador importante. Aunque no son obligatorios legalmente, sí hay una presión pública y política para cumplirlos.

Informes como los de la Oficina Catalana de Cambio Climático muestran, por ejemplo, cómo las regiones comparan sus progresos con los objetivos puestos. Pero a nivel mundial, lo que se está prometiendo ahora mismo aún no es suficiente para evitar un aumento mayor del recomendado, que podría llegar a entre 2,4°C y 2,7°C.

Cambios de temperatura global y otros indicadores ambientales

El indicador más claro es la temperatura media global. En 2023, ya casi se había llegado al aumento de 1,5°C respecto a los niveles preindustriales, el límite que se intentó fijar en París. Esto está causando más olas de calor, sequías, inundaciones, incendios y subidas del nivel del mar.

Otros datos importantes incluyen la acidez en los océanos, la pérdida de biodiversidad, la desertificación (en la península Ibérica, las zonas áridas aumentan más de 1.500 km² al año) y la escasez de agua. La cuenca Mediterránea es una de las regiones más vulnerables. En conjunto, estos datos muestran que la acción actual aún no es suficiente frente a la gravedad del problema.

Principales obstáculos para avanzar en el clima

El camino hacia emisiones bajas tiene muchos obstáculos. Los problemas no son solo técnicos o científicos. Tienen raíces económicas, sociales y políticas profundas. Superarlos exige cooperación, compromiso político fuerte y la colaboración de toda la sociedad.

El reto afecta a todos los sectores y países, lo que hace que muchas veces se tarde en encontrar buenas soluciones. Identificar y tratar estos problemas es clave para avanzar más rápido hacia un modelo realmente sostenible.

Dificultades económicas y sociales

Uno de los principales frenos es la economía actual, basada aún en combustibles fósiles. Cambiar esto requiere grandes inversiones que asustan a muchos gobiernos y empresas. Además, se teme que algunos pierdan empleos o que suban los precios de la energía, por lo que hay que acompañar los cambios con ayudas para quienes más lo necesiten.

También es difícil pedirle a la gente que cambie sus hábitos de vida y consumo. Hace falta que la sociedad acepte la necesidad de estos cambios y que entiendan que habrá sacrificios y beneficios distintos para cada grupo. Lograr este apoyo es clave para avanzar.

Ilustración simbólica que muestra la tensión entre crecimiento económico y sostenibilidad ambiental con obstáculos que dificultan la transición.

Barreras políticas y legales

La política y las leyes también son barreras. Aunque hay acuerdos internacionales, implementarlos en cada país no es fácil. Falta decisión política, hay presión de sectores interesados, y en ocasiones, cambios de gobierno dificultan la continuidad. Algunos gobernantes todavía no creen que el cambio climático sea real o causado por el ser humano, lo que retrasa las decisiones necesarias.

El sistema internacional, además, rara vez es lo suficientemente fuerte como para obligar a los países a cumplir todo lo acordado. Si la transición energética quiere ser real, hay que centrar la acción política en el clima, dejar de subvencionar los combustibles fósiles y avanzar con leyes claras.

Diferencias entre países y justicia climática

Otra barrera importante es la diferencia entre países ricos y pobres. Los países con menos recursos, que históricamente han contribuido mucho menos a las emisiones, son los que más sufren las consecuencias. Pero a menudo no tienen dinero ni tecnología para adaptarse o cambiar su economía. La justicia climática pide que los países ricos ayuden a los más necesitados con dinero y tecnología.

Ya existe un fondo para ayudar a los países afectados, pero el dinero no es suficiente (unos 700 millones de dólares) y la forma de usarlo aún no está clara. Uno de los principales puntos en la COP28 fue asegurar más apoyo a los países en desarrollo, pero queda mucho por hacer. Tratar estas diferencias y actuar con justicia es fundamental para avanzar de manera real y equilibrada.

La innovación y la ciencia ante el cambio climático

La ciencia y la tecnología son vitales para entender lo que pasa con el clima y encontrar soluciones. Desde los primeros estudios sobre el efecto invernadero, la ciencia ha dado las claves para conocer el problema y los peligros que implica. Sin investigación, sería imposible saber cómo actuar.

Instituciones científicas internacionales como el International Science Council o el IPCC han sido claves en el estudio del cambio ambiental. La cooperación entre científicos de muchos países y distintas ramas ayuda a encontrar mejores respuestas a un problema que nos afecta a todos.

El papel de las ciencias básicas en el desarrollo sostenible

Las ciencias como la física, química, biología y climatología son necesarias para entender cómo funciona el sistema terrestre y cómo lo afecta la actividad humana. Los modelos del clima se basan en leyes físicas y químicas, prediciendo cómo puede cambiar el planeta según las acciones que tomemos. Más del 97% de los científicos creen que las personas son responsables del calentamiento actual.

Gracias a estos conocimientos, se pueden crear tecnologías limpias y nuevas formas de producir energía, cultivar, construir, etc. Las ciencias sociales también ayudan a entender el comportamiento humano y a hacer leyes que funcionen.

Tecnología y soluciones innovadoras para mitigar el cambio climático

La tecnología puede ser una gran aliada. Energías renovables como la solar y la eólica están creciendo mucho y cuestan menos. El uso del coche eléctrico, las bombas de calor y la eficiencia energética son también buenas formas de recortar emisiones.

Además, soluciones nuevas como la inteligencia artificial, proteínas creadas por fermentación o avances en la agricultura pueden cambiar por completo sectores clave. Pero la tecnología por sí sola no basta: debe ir de la mano de buenas políticas y de cambios en el comportamiento de la gente. Algunas soluciones, como capturar y guardar CO₂, todavía no funcionan a gran escala y no pueden compensar un aumento en el uso de combustibles fósiles.

Paisaje que combina tecnología avanzada y naturaleza con paneles solares, turbinas eolicas y vehículos eléctricos en una ciudad verde.

El papel de la participación ciudadana, la comunicación y la educación

El cambio climático no es solo cosa de científicos o políticos; nos afecta a todos. Por ello, para avanzar de verdad, es esencial que la sociedad participe, que la información sobre el clima llegue a todos, y que la educación ambiental sea una prioridad.

Las campañas de información y los proyectos de educación son muy importantes para que la gente entienda el problema y cómo puede ayudar. Informes oficiales, premios científicos o encuentros internacionales también sirven para mantener el tema en el centro del debate y mostrar por qué es urgente actuar.

Papel de la conciencia pública y la educación ambiental

Hoy, la gente sabe mucho más sobre el cambio climático que hace décadas, pero aún falta información para entender la urgencia. Igual de importante es enseñar estos temas en las escuelas, universidades y cursos para adultos, para que todos tengan conocimientos y puedan decidir bien en su vida diaria.

Cuando la gente está informada y entiende lo que está en juego, apoya más fácilmente políticas ambiciosas, cambia sus hábitos y ayuda en proyectos locales. Ejemplos como las campañas de Greenpeace hace ya décadas muestran que el impulso ciudadano puede llevar a cambios políticos y técnicos importantes.

Influencia de los informes, premios y eventos científicos

Los informes del IPCC, la OMM y el PNUMA, realizados por cientos de científicos, son básicos para explicar el cambio climático tanto a los políticos como a la población general. Estos informes reúnen todo el conocimiento sobre el clima, los riesgos y las acciones. Sin embargo, también dejan claro que lo que se está haciendo es todavía poco en relación con lo que hace falta.

Los premios y congresos científicos, como la conferencia de Villach que llevó a la creación del IPCC, ayudan a dar visibilidad a la investigación sobre clima y facilitan el encuentro entre expertos, políticos y otros actores para buscar soluciones conjuntas. Hablar de ciencia con un lenguaje directo y claro es fundamental para que el mensaje llegue a más personas y para que la sociedad apoye el cambio.

Perspectivas de futuro en el progreso climático

Mirando al futuro, queda poco tiempo para evitar los daños más graves del cambio climático. Los científicos avisan que cada año se reduce el margen de maniobra. Para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, hay que reducir las emisiones mucho más y más rápido que hasta ahora. Esto implica transformar la economía y la sociedad como nunca antes.

Dependerá de las decisiones de los gobiernos, el compromiso de las empresas y el esfuerzo conjunto de la sociedad. No podemos dejarlo para más adelante. Las medidas deben empezar cuanto antes porque algunos de los daños llevarán siglos o más en revertirse.

Tendencias y posibles escenarios

En este momento, si no cambiamos de rumbo, vamos hacia un aumento de temperatura mayor al recomendado (más de 1,5°C o 2°C). El futuro puede ser muy distinto según las acciones que tomemos ya mismo. Si se siguen políticas débiles, tendremos un calentamiento grave y daños enormes. Si actuamos de forma firme, podríamos limitar la subida y evitar lo peor.

Los informes científicos muestran varios caminos posibles. La crisis climática afectará también a la economía y a la política mundial si no se controla. Elegir el escenario más positivo depende de cambios rápidos e inteligentes en la forma en la que cuidamos el planeta.

Sugerencias para acelerar el avance hacia un clima neutro

Para avanzar más rápido hacia un clima neutro, hace falta sumar buenas políticas, innovación tecnológica, financiación, y también cambios en lo que hacen las personas y las empresas. La acción climática debe estar en el centro de los planes de gobierno, dejando de apoyar con dinero público a los combustibles fósiles y apostando por energías limpias y uso eficiente de la energía.

La cooperación entre países debe ser más fuerte, asegurando apoyo suficiente a los países en desarrollo. La ciencia debe seguir guiando los cambios, incluyendo más a las ciencias sociales para entender a fondo las barreras al cambio. También es importante que la sociedad entienda la necesidad de ciertos sacrificios que ayudarán a todos en el largo plazo. Solo un trabajo coordinado nos permitirá acelerar el progreso y construir un futuro mejor.

A nivel regional, leyes como la balear de Cambio Climático y Transición Energética, que busca que toda la energía sea limpia en 2050 y limita los vehículos contaminantes, muestran que se puede actuar con ambición. Pero incluso así, hay obstáculos, por ejemplo, en el transporte o en cómo se gestiona el turismo. Para lograr los objetivos puestos, será fundamental que los partidos políticos, las instituciones y la sociedad trabajen juntos y se apoyen mutuamente.

Indicador Situación actual Meta
Bajada de emisiones de GEI Reducción muy lenta (0,5% menos en España desde 1990) -43% para 2030, -60% para 2035 (respecto a 2019)
Temperatura global +1,5°C (2023) Mantenerse por debajo de +1,5°C
Soporte financiero internacional Fondo actual: 700 millones de dólares Mucho mayor apoyo necesario
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Escrito por
Elena Martinez Vega

Soy Elena, una arquitecta paisajista con más de 15 años de experiencia transformando hogares en toda España. Nací en Valencia y crecí rodeada de los naranjos de la huerta familiar, donde desde pequeña desarrollé una profunda pasión por las plantas y el diseño de espacios.

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